Contaminantes

En un espacio interior, hay una gran variedad de contaminantes (dióxido de carbono, monóxido de carbono óxidos de nitrógeno, óxido de azufre, ozono, compuestos orgánicos volátiles, partículas, etc.). Provienen de diversas fuentes: materiales utilizados para la construcción, uso inadecuado o excesivo uso de productos de limpieza e higiene, gases de combustión, agua estancada y el entorno, donde los contaminantes exteriores entran a través del sistema de renovación del aire o por infiltración.

La gran variedad de contaminantes químicos que existen en un espacio interior exige la selección de factores críticos para evaluar cuáles son los que hay que estudiar para garantizar la viabilidad. Estos factores son:
• Impacto sobre la salud. Contaminantes que tienen los mayores efectos conocidos sobre la salud humana.
• Impacto en el medio ambiente. Contaminantes que probablemente sean significativos para el cambio medioambiental, por ejemplo, metano.
• Preponderancia del uso. Contaminantes vinculados a los materiales de construcción, productos de limpieza y accesorios, asociados a las características del edificio, el medio ambiente y actividades humanas.

Teniendo en cuenta estas consideraciones, a continuación, se muestra una lista de contaminantes que se evaluarán durante el período de estudio:

Dióxido de carbono (CO2)
Es el principal producto metabólico resultante de las actividades en el edificio. Aunque no es estrictamente un contaminante, su indiscutible relación con el cambio climático como uno de sus principales impulsores (Keeling et al., 1976) hace que sea obligatorio caracterizar su producción en el edificio.

Monóxido de carbono (CO)
El monóxido de carbono es un producto peligroso (venenoso) de la combustión incompleta, que debe ser eliminado o reducido, al menos, mantenerse en una concentración muy baja, y un indicador del estado de la calidad del aire siempre que haya una combustión interna o externa, como por ejemplo en los garajes para vehículos de motor.

Compuestos orgánicos volátiles (COV)
Los estudios demuestran que en un espacio interior el 80% de los compuestos orgánicos volátiles son irritantes para las membranas mucosas y los ojos; y que aproximadamente 25% están probados o se sospecha que son cancerígenos (Sublis, 1999). Se ha confirmado que los COV en interiores están relacionados con fuentes interiores (Paciência et al., 2016), pero no se no se ha analizado si los edificios podrían ser fuente de COV también para el exterior.

Partículas en suspensión (PM2,5 y PM10)
La exposición a las concentraciones de partículas finas se considera una de las principales preocupaciones sanitarias mundial, más alta que la carga global de enfermedad (GBD) prevista en 2015 (Burnett et al., 2018). Además, no se ha estudiado los edificios como fuente de PM en las ciudades.

Óxidos de nitrógeno (NOx)
Se ha comprobado que los edificios comerciales con ventilación natural tenían menores concentraciones de NO2 en el interior que los edificios con ventilación mecánica (Challoner y Gill, 2014). En los edificios residenciales, la estanqueidad de la envolvente y los diferentes sistemas de ventilación podrían ser factores que afectan a la concentración y exhalación de óxidos.

Metano (CH4)
El metano tiene un potencial de calentamiento global mucho mayor que el CO2 (Muller & Muller, 2017) y se ha relacionado con el cambio climático global en el pasado (Ruddiman, 2007), a pesar de que tiene un tiempo de residencia más corto de 9 años en la atmósfera. Además, la tendencia indica que el metano atmosférico está aumentando, y su fuente es parcialmente desconocida (Dlugokencky, 2019). La medición del metano en el aire exhalado de los edificios permitiría cuantificar los flujos de metano de los edificios, en primer lugar, para evaluar su contribución al efecto invernadero y, en función de los resultados obtenidos, calibrar la viabilidad de capturar y utilizar el metano exhalado como ayudante en los sistemas energéticos de los edificios.